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PANDEMIA Y ESTRESAZO

Información, reflexiones y testimonio

Por Rubén Duarte


Hace algunos años, enfoqué mi labor periodística sobre tres temáticas que me interesan, seguramente, sin ser un especialista, la curiosidad me convierte en un buscador permanente de información sobre: salud, cultura y política.

En la entrega de hoy me referiré al primero de los temas señalados.

El estrés como producto de la pandemia del COVID- 19 que afecta al mundo entero y particularmente a los argentinos.

Bucear en la mente del ser humano es apasionante. Desde mi experiencia personal al contraer el virus y sobrevivir luego de 50 días de lucha, gracias a los trabajadores de la salud, la oración de muchas personas y el milagro de Dios, hoy estoy escribiendo estas líneas, con secuelas que aún me lastiman.

Haber cursado la enfermedad y encontrarme en estado crítico, sin esperanza alguna desde el punto de vista de la medicina y la ciencia, me convierte en un sobreviviente y en un agradecido eterno.

El cansancio mental, los sueños y pesadillas ocasionan trastornos emocionales y también físicos. Las alteraciones pueden ser varias y afectan al organismo de manera diferente en cada individuo. Tener mucho frío o calor, ataques de pánico, nerviosismo, miedo, ansiedad, estrés post traumático, etc.

El cansancio emocional, según mi mirada, afecta no solamente a quienes estuvimos enfermos, sino también al resto de los ciudadanos que convivieron con una persona contagiada (familia, amigos y profesionales de la salud).

También la población ´´sana´´ sufre cansancio emocional, fatiga, desgano, frustraciones e incertidumbre. Observo también intolerancia, violencia verbal y física en personas que nunca mostraron esta faceta. ´´La nueva normalidad parece no llegar nunca, ya que, no podemos de hablar de normalidad de ninguna naturaleza cuando se vive con miedo y cuidados extremos para evitar el contagio.

También es pertinente señalar, la falta de empatía de jóvenes y adultos que no observan los protocolos y a veces tampoco quieren recibir las vacunas, colaboran irresponsablemente extendiendo en el tiempo la enfermedad . Luego de consultar con psiquiatras y psicólogos, puedo asegurar que el estrés no tratado a tiempo puede traer graves consecuencias. De hecho se trata de una dolencia muy frecuente en estos tiempos de crisis sanitaria, económica y social que vive nuestro país.

Este fenómeno de aparición muy lenta en situaciones normales y por otras causas, lleva años hasta que un día se produce la crisis, a diferencia, de situaciones, como enfermedades y/o accidentes, el estrés se dispara muy rápidamente.

La vida moderna en sí misma, más temprano que tarde golpea al individuo con esta enfermedad invisible y silenciosa en sus comienzos. La terapia y la asistencia profesional de especialistas es fundamental. No obstante cada persona debe ayudarse, por ejemplo, teniendo pensamientos positivos, utilizando métodos de relajación, haciendo ejercicios físicos y exteriorizando el problema con la familia, amigos o con personas de confianza.

Comer sanamente, dormir lo suficiente, también otorga buenos resultados al paciente.

La palabra ´´egoísmo´´ no tiene buena prensa, pero quien no atiende sus necesidades básicas, no estará nunca en condiciones de ayudar a otros.

En definitiva, el estrés post traumático que provoca el covid, afecta en muchos casos, las ganas de seguir trabajando, estudiando, o realizar otra actividad, en suma, te saca las ganas de seguir viviendo.

Sin tener en cuenta religión alguna, la Fé en Dios nos da la fuerza para no abandonar la lucha y no entregarse, la contención familiar juega un rol fundamental. Los especialistas, aseguran que queda aún mucho tiempo para darle batalla al virus, que ahora, se presenta en distintas cepas y variantes.

La fortaleza individual y colectiva es determinante para sobrellevar y vencer este momento de alerta epidemiológica y vulnerabilidad.



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